No amo sólo lo que veo,
Los arcoíris son fenómenos breves en mi Olimpo
Busco rescatar lo que se oculta bajo la piel
Lo que disfraza la sonrisa cuando se envenena en caretas
Lo que se calla por dolor cuando no se ve el alba.
No puedo naufragar en mis entierros... porque son tantos
He dejado de amar lo inmenso por pasión a lo infinito
Pues es muy grande la penumbra color rosa
bajo la deidad de un árbol arrodillado por humildad…
Bajo un cielo sin estrellas que alumbren sus sombras.
Y aún respirando tan contaminado ambiente
Escucho salir la voz de su ataúd
Te veo
Las estaciones giran alrededor del sol y este se postra ante la luna
que puede peinarse horas y no verlo
y no lo hace, porque yo se lo pido.
Ahora puedo hacer tantas cosas, en un segundo contar hasta diez,
once, doce horas hasta el medio día,
el calor es un estudiante alegre en recreo
un vapor ondea mis penas y las cambia a estado líquido…
Ahora se desvanece entre piedras y rocas
Es la esencia de los tallos que sembraron en mi alma
Te escucho
Silbidos caen en picada de los árboles…
Ya es primavera y las hojas copias sepias compraron su carta de libertad,
e inician su idilio con el suelo, y en la humedad se hacen uno.
Debe sentir el espíritu que brinca cuando muere junto a su voluntad
Esa que sostiene las manos cuando se cruza el río,
Se llama inconsciencia, dice mi ego: en verdad, no hay
Y le respondo: ¿te parece? Tú no existes tampoco.