miércoles, 29 de diciembre de 2010

He nacido para vivir breve

 
                        Foto: Cecilia Gamarra Tantalean


He nacido para vivir breve
Para ver el alba pintarse en acuarela sobre el cielo
y no apreciarlo mientras se desdibuja por aburrimiento sobre mis pies.
He nacido para vivir breve, es difícil encontrar otra explicación
Para llegar a ponerme mis zapatillas verdes,
Y no  amarrarme los pasadores por temor a no saber
Para comenzar a contar cuantos números pueda soportar mi mente
Para detenerme en el noventainueve…
Y decir cien mientras cierro mi boca al mismo tiempo que mis ojos
No puedo contestar preguntas que no me formulan
He nacido para vivir breve
Para con emoción pedirle la mano, y nunca colocarle el anillo de compromiso,
Para hablarme en silencio mientras grito
Para comenzar un cuento y finalizarlo en el había una vez,
Para sostener en mis manos la cuchara
Y nunca degustar el alimento
He nacido para vivir breve
Para caminar si avanzar y avanzar sin alcanzarte, tiempo!
Duermo y sueño y lo que sueño lo olvido.
Decir sólo tres vocales y cansado sólo pensar la cuarta
Breve viviré, como  para sacarlo todo en cuotas
Mi biografía está escrita en un reglón, en un cuaderno de preinfantes
¿Qué nuevo colorcito aprendiste hoy?
Y todo lo tendré aunque sea para una fotografía en sepia
Todo lo tendré…
Brevilocua mi vida
La tuya también. 

viernes, 3 de diciembre de 2010

REFUGIOS DE LA INSPIRACIÓN


Debe haber sido el primer martes de julio, uno de los más jóvenes del mes. Recuerdo que se oían fuertes ruidos fuera de casa provocados probablemente por unos niños que comenzaban su juego de mediodía, era un invierno valiente en una ciudad que no está acostumbrada a vivirlo y yo, como tantas veces repetía como siguiendo instrucciones una acción casi cotidiana, otra vez me encontraba sentado frente a mi computadora sólo que está vez la desafiaba a convertir mis pensamientos en poesía, y mis realidades visuales en deidades líricas, el frío se propuso ser mi acompañante tratando sigilosamente congelar mi sueño pero no estaba presto a atenderle, no en ese entonces.
La historia se inicia aquí y también aquí yacerá, el escenario es mi propia mente, víctima de mi compulsión y mi letargo. Las hojas de un cuaderno que no rayaré hoy fosforecen sus ojos en dirección a los míos como queriéndome hacer recordar algún otro detalle.
He cambiado mi lápiz carboncillo y un borrador que era su socio y le he dado el privilegio a un teclado que forma notas musicales en su interior, que su emoción la demuestra con sumisión y que se desgasta con alegría.
No sabía cuánto tiempo permanecería sentado y no sé cuánto tiempo iba a vivir después de ponerme de pie. Sólo sé que quería escribir lo necesario, podía empezar con el cielo triste pero claro como el humo blanco aunque más puro e inofensivo...tan dócil a convertir mis depresiones en gloria… y podía continuar escribiendo hasta que la noche sea presentada sin aviso previo por ella misma y así proseguir hasta que mi respiración se condense y estos dedos frágiles que aman el verso ebullicionen dando carcajadas.
Acababa de conocer a un nuevo aliado, mi computadora se convertía a la fuerza en partidaria de mis fecundos lineamientos intelectuales, culminaba un ciclo monótono de adicciones para ser transformada en un multiusos artístico en dónde oscila las expresiones de mi espíritu en la mañana y el desvanecimiento del alma por la noche y todo albergado y confiado a ella.
Yo que pensaba que los inventos tecnológicos trastornaban mentes y asustaban a madres, y ahora hacía una alianza con este medio para enseñarle a conocer trazos suaves en cáscara de fierro, a dosificar sus fuerzas junto a las mías, a saborear la belleza de la inspiración hasta cuando pueda, hasta cuando lo desee hacer.
Somos brumas, buscamos el medio para disiparnos...